En un lugar de la Umbría

| Etiquetas: , , , | Posted On 31 de marzo de 2010

Hace unas semanas, cuando apenas habíamos deshecho las maletas de nuestra escapada a Roma, un nuevo viaje tenía cita en nuestro calendario: Asís, Perugia y Siena. Para nosotros fue el primero con la ESN, pero desde luego, no el último (estamos preparando ya la visita a Nápoles y alrededores).

Coger un autobús a las 7:00 de la mañana no es agradable para nadie y más si el punto de encuentro está en la otra punta de la ciudad, pero desde el minuto 0 comenzamos a notar el ambiente Erasmus y la historia prometía. Tres ciudades en tres días y un puñado de amigos que hicieron del viaje un recuerdo inolvidable.

Pusimos rumbo a la Umbría (una región del centro de Italia) con un grupo de españoles animando el ambiente en el fondo del autobús. Y tras largas horas peleando con las sinuosas curvas de las carreteras y la nieve acumulada en el asfalto, llegamos finalmente a Asís. Eso sí, con retraso, una variable constante durante todo el viaje.

En el pueblecito de Asís, “de donde es San Francisco”, un guía narró toda la historia del municipio, de la región (el pueblo de los umbros –los hijos de la lluvia-) y de la capital: Perugia, que surgía en lo alto de una colina en medio de la niebla.

Los perusinos nos recibieron con retraso esa misma tarde. Tres vueltas a la ciudad antes de bajar del autobús y la noche cayó sobre las montañas como un relámpago en Perugia. Allí sólo nos dio tiempo a instalar las maletas en el albergue y recorrer en media hora una ciudad que en mi opinión no tuvo nada que ofrecernos o el guía que nos acompañó no supo mostrarnos. La última parada del ‘giro’, el supermercado. Sí, una tienda para comprar alcohol y calentar motores para la gran fiesta que se celebraba en una discoteca a unos kilómetros de la ciudad. Svegliaaaaaaaaaaaa! Esa fue la frase con la que a las 7:00 de la mañana del día siguiente se despertaron muchos y muchas. Con el alcohol fluyendo aún por las venas y la resaca que aumentaba ligeramente tras cada kilómetro recorrido, nos tomamos un desayuno rápido y... ¡hacia las Cascate delle Marmore!, un paraje natural que sirvió para abrirnos los pulmones y airear el mareo de algunos. Armados con chubasqueros (verdes, rojos, blancos y azules), pusimos en práctica las rutas de senderismo que había marcadas en el recinto, y acabamos salpicados, y otros empapados, por la corriente de los saltos de agua.



En el ecuador de nuestro viaje, dejamos atrás la Umbría y pisamos fuerte en la Toscana. Una región soleada, cálida y en la que todos notamos que el viaje dio un giro considerable (a mejor) con la llegada a Siena.

Según la leyenda, la localidad fue fundada por Asquio y Senio, hijos de Remo (hermano de Rómulo, fundador de Roma) sobre las tres colinas sobre las que se asienta. Siena, la ciudad italiana de los banqueros se abría a nosotros en una tarde que se iluminaba por las antorchas que colgaban de los edificios históricos de la Piazza del Campo. Allí celebraban un mercadillo medieval donde degustamos el queso toscano, el aceite de la región, o los dulces típicos artesanos, entre otros productos. Paseamos por sus entramadas callejuelas, visitamos el Duomo, la Piazza del Campo con su famosa torre y llenamos el estómago con una cena deliciosa, en la que lo mejor fueron los cócteles del Barón Rojo, un pub sienés.

Y para terminar… día de relajación. Tras un recorrido por las llanuras toscanas salpicadas de cipreses y de ruedas de paja, y una comida con productos típicos de la zona (tomates caseros con pan de pueblo, salchichón con hinojo y otro tipo de embutidos, y vino toscano), llegamos a… ¡las termas! Un balneario donde invertimos las últimas horas de nuestro viaje sumergidos en relajantes aguas.

He aquí las fotografías que atestiguan los hechos.

¡Saludos!

Rubén

Varapalo político en Italia

| Etiquetas: , | Posted On 30 de marzo de 2010

Los italianos premian la xenofobia de la Liga Norte y castigan a la izquierda, que cede cuatro regiones a la derecha

Fin de semana electoral en Italia, que deja mal sabor de boca para unos y bueno para otros. Los sectores de centro-izquierda logran la victoria en siete regiones (Liguria, Emilia-Romaña, Toscana, Marcas, Umbría, Basilicata y Apulia), de las trece que había en juego, mientras la derecha consigue el poder en seis (Piamonte, Véneto, Lombardía, Lacio, Campania y Calabria).

El golpe más duro se lo lleva la izquierda, que cede las cuatro últimas a la formación de centro-derecha. El motivo no es otro que la gran debilidad ideológica de la izquierda en Italia y la ausencia de los valores de una coalición potente que plante cara a los partidos de tendencia derechista.

Según apuntan varios medios, los comicios han estado marcados por la abstención y por la indefinición ideológica. La indeferencia del pueblo italiano se ha dejado notar en las urnas y es que la abstención aumenta ocho puntos en relación a las elecciones anteriores, hace cinco años. Más de 26 millones de personas salieron a votar, lo que concentró el 63,6% del electorado, la cifra más baja desde que comenzó la República en 1948.

La clara vencedora de las elecciones es la Liga Norte, una formación que siempre se ha situado en un segundo plano, pero que ha servido de ayuda al Pdl, y que esta vez ha triplicado su número de votos. Esta coalición de valores de ultraderecha y xenófobos, como califican Público, El País, El Mundo o Nueva Tribuna, avanza terreno en Italia y consigue borrar a la izquierda del norte del país, por lo que el mapa político se consolida de la siguiente manera.

Fotografía Corriere.it

"Hemos expulsado a la izquierda del norte. Ahora, yo soy el árbitro", recalca el líder de la Liga Norte, Umberto Bossi.

Así pues, con la desaparición de la izquierda en el norte y el posterior fortalecimiento de los valores ultraderechistas, Italia da un giro a la derecha y la izquierda firma un naufragio histórico. En consecuencia, la Liga Norte arbitra a su antojo el mapa político del país, a la vez que contenta los intereses del Pdl (el partido de Berlusconi), su socio político.

EL PÓDIO DE LOS TRES GRANDES

  • Popolo della libertà, 5.994.741 votos (26,78%)

  • Partito Democratico 5.843.420 votos (26,10%)

  • Lega Nord, 2.749.176 votos (12,28%)
Rubén

Todos los caminos (II)

| Etiquetas: , | Posted On 29 de marzo de 2010

Recostado sobre mi cama, la de verdad, la española; escribo esta entrada mientras el sol de las seis de la tarde, ése que en Bolonia despedimos a las cinco, se cuela por las rendijas de la persiana.
En unos días, comienzan las vacaciones de Pascua, pero desde ¡Vaya Plan es Bolonia! todavía nos quedan muchas cosas por contar. Y ahora es mi turno, porque entre los trabajos, las prácticas y el examen final de mi última asignatura en la UniBo, me ha sido imposible.
Si en la anterior entrada os quedasteis en Roma paseando con nosotros bajo la Capilla Sixtina y la Galleria Borghese, y os enseñamos lo que dieron de sí nuestras primeras 48 horas en la capital italiana, ahora sólo puedo decir unas cuantas cosas más: Coliseo + Foros Imperiales + Trastevere + Subida a la cúpula de San Pedro = Viaje increíble.

El tercer día en Roma lo cogimos con ganas. Para desayunar y coger fuerzas para la intensa jornada que nos esperaba… Capuccino y cruasán: 1,50€ (en otros sitios 2,50€ por lo mismo). Tras llenar el estómago tomamos la línea B (azul) y llegamos hasta el Coliseo. La gran mole de piedra del siglo I se alzaba soberbia ante nuestras miradas expectantes y las de un grupo de orientales que la fotografiaban. Entrar al Coliseo cuesta 8€ y si compras audioguía el precio final serán 12,50€. Aunque el audioguía es accesorio, la entrada íntegra al anfiteatro es una cita obligatoria (además incluye el pase a la parte de los Foros que no es gratuita). En nuestra opinión, por mucho que os cuenten que está todo en ruinas y se ve tal cual en las fotos, merece la pena entrar. Recrearte por un momento en el siglo III en una de esas gradas con el sol bañando los velarios, la gente jaleando y el emperador preparando el pulgar para sentenciar, es una sensación que sólo puedes disfrutar pisando el suelo del Coliseo.

Después de pasar más de hora y media escuchando gestas de gladiadores y paseando entre arcos con más de 2.000 años de historia, encaminamos el rumbo hasta los Foros Imperiales, que repito entran en los 8€ de la entrada, y no están nada mal (Templo de Vesta, de Saturno, la Via Sacra, el Arco de Tito...). Y cuando parecía que ya no podíamos andar más nos fuimos hasta la otra punta de la ciudad a comer. (¡Importante!: Aprovechar las ofertas de menús a 10€ en restaurantes que no están nada mal).

Y si hay un barrio donde comer en Roma es un auténtico placer, ése es el Trastevere, que debe su nombre a su situación geográfica Tras-Tevere (Detrás del Tíber). ¡Qué listos estos romanos! Aunque es un placer para el estómago, no lo es tanto para el bolsillo. Los mejores restaurantes de la ciudad se concentran en este barrio de película que se desmarca estilísticamente de la otra parte de Roma. Callejuelas, calles adoquinadas, el olor a pizza caliente procedente de las trattorie... Cenar bien en Trastevere puede costar alrededor de 20€ por cabeza, mínimo. Pero nosotros siendo estudiantes, y reservando el dinero para las entradas de museos y demás; degustamos la “famosa” pizza al corte romana. A lo que he de añadir que nos llevamos una gran decepción porque en Roma se venden por peso y no por porciones como en Bolonia, por lo que un minúsculo pedazo de 10x10 cm te cuesta perfectamente 5€ (con sus céntimos respectivos) sin paliativos.

Nuestra conclusión es que Roma tendrá el Arte, pero Bolonia tiene la Cocina. Sin duda alguna, en Bolonia se come mil veces mejor que en Roma… y si no ¿qué hacen los romanos “copiando” en sus pizarras de restaurante ‘Spaghetti alla bolognese’?

Y en nuestro último día en la capital no podíamos marcharnos sin subir a la cúpula de la basílica de San Pietro. 5€ más que se iban de la cartera pero que nos regalan una espléndida panorámica de la ciudad italiana en una mañana de sol radiante.

Además, tampoco eludimos la visita a uno de los mercadillos más famosos de Europa: Porta Portese. Al más puro estilo maruja, nos dimos una vuelta por este lugar, que poco tiene que enviar al mercadillo de Campoamor, en Alicante o al de la plaza Barcelona, en Elche. Mercadilleando un rato encontramos la esencia de los romanos del siglo XIX regateando a los pakistaníes y cuando el estómago nos avisó de nuevo nos marchamos hacia la zona vaticana, por la que paseamos y seguimos haciendo fotos hasta última hora de la tarde, cuando salía nuestro tren.

Cosas que vimos súbitamente el último día: El templete de Bramante, la sede de la Real Academia de España, la iglesia de San Paolo fuori le mura… todo ello sobre una de las siete colinas que circundan la ciudad.

Cosas que se quedaron en el tintero: Ara Pacis, Santa Maria in Trastevere y Santa Cecilia in Trastevere y Museo Capitolino.



¡Un saludo SPQR!

Rubén

¡Ven a cenar conmigo!

| Etiquetas: , , , | Posted On 24 de marzo de 2010

Hace unos días leía en FormulaTV (sí, aunque esté en Italia sigo las audiencias de España), que Antena3 recuperaba el programa “Ven a cenar conmigo” pero en sus sobremesas. Es decir, en lugar de “a cenar…”, será “a comer…”. Pues bien, nosotros desde hace más de un mes, ya nos habíamos adelantado al estreno del programa.

Pero en Bolonia hemos ido más allá y hemos versionado el programa no sólo para la comida, sino también para la merienda, cena y hasta el desayuno. Y es que a veces hasta sin motivo, algunos amigos Erasmus nos hemos reunido alrededor de una mesa con platos típicos de cada país. Casi por casualidad cada uno de nosotros ha hecho de anfitrión, no sólo en su casa, sino de su país. Y además de “ospite” (huésped) de los otros. Eso sí, aquí no hay premio. O mejor aún, el premio es disfrutar de la compañía de los demás.

Comenzamos con los franceses. Ellos nos invitaron a merendar. Un kilo de harina, media docena de huevos y algo de leche sirvieron de ingredientes para los Crepes que prepararon. Luego el interior se rellenaba al gusto. Empezamos con los salados: “prosciutto cotto” (jamón york) , “formaggio” (queso) y hasta de “uova e pomodoro” (huevo y tomate). ¡Una delicia! Pero lo mejor estaba por llegar. Sacaron el bote de “nutella” y de “marmellata”

Después llegó el turno de Frantisek, de la República Checa. Jugaba con desventaja porque es el único representante de su país en la ciudad. Pero estuvo a la altura del ‘programa’ y preparó una cena cuyo plato estrella era el bramborák. Unas tortas fritas hechas de puré de patatas, leche y jamón. Y para beber nos hizo una selección de varias cervezas autóctonas checas. El problema estuvo en que a ninguno nos gusta la “birra” (cerveza); menos mal que también tenía vino tinto de su país.

Vamos ahora con el país anfitrión. ITALIA estaba representada por Clara, una amiga de la ESN con quien desayunamos. Y es que el domingo a las 10h se abría el plazo de inscripción para el viaje con la ESN a Nápoles, y hay que inscribirse por internet. El problema es que somos más de 800 Erasmus y sólo hay 51 plazas. Y se agotan en cuestión de segundos ¡de segundos! En menos de un minuto y medio se acabaron las plazas. Clara como sabe que no tenemos internet (asegurado) en casa nos invitó a “fare colazione” (desayunar) con sus compañeros de piso. Desayunamos unos pancake para “succhiarsi le dite” (chuparse los dedos).

Y por fin llegó nuestro turno. ESPAÑA y su paella. Sabemos que así sólo alimentamos el tópico (nunca mejor dicho) pero nos apetecía invitarles a probar la receta de nuestras abuelas. Así que ayer, para celebrar que Rubén ha acabado sus exámenes en la Unibo y que hoy partimos a casa para Semana Santa, les invitamos a comer. Un geranio presidiendo la mesa y música de fondo de ‘Navajita plateá’ y el resto ya os lo podéis imaginar: sangría, paella, cartas… y olé.

Espero que os haya abierto el apetito. Nosotros vamos a terminar de hacer la comida (hoy para nosotros solos) y cerrar las maletas, porque en menos de cinco horas, estaremos volando a reunirnos con los nuestros.

Pero el Blog no se va de vacaciones: que todavía os tenemos que contar nuestros viajes a Umbría y Toscana

Un abrazo, Salva.

Todos los caminos (I)

| Etiquetas: , , | Posted On 17 de marzo de 2010

El refrán sólo dice que llegan, pero no dice si a tiempo o no. Estábamos ya en la estación, con las maletas preparadas cuando escuchamos por megafonía: “il treno regionale 855 procedente di Milano e con destinazione Roma ha un ritardo di 180 minuti”. A esperar 3h. Menos mal que vivimos al lado de la estación y pudimos ir a descansar a casa. Y es que eran las 00.45h, porque decidimos coger un tren que no dormía para que nos saliese más barato.

[Billete de IDA de BOLOGNA CENTRALE (00.44h) a ROMA TIBURTINA (04.52h): 23,70€]

Al final nos montamos en el tren y echamos alguna cabezadita en nuestro compartimento, hasta que nos dimos cuenta que ya había amanecido y llevábamos parados más de diez minutos. Menos mal que pregunté al revisor, porque habíamos llegado ya a Roma y nosotros sin enterarnos.

Después de estos traspiés de llegada teníamos tan sólo cuatro días para disfrutar de la ciudad eterna. No me gustaría hacer de esta entrada un diario detallado de todos nuestros movimientos por Roma, así que iré relatando nuestra escapada con algunos consejos por si queréis ir a visitar la capital italiana.


Lo mejor de llegar pronto es que no hay colas. Después de ir al hotel a dejar las maletas nos fuimos hasta la Santa Sede para ser de los primeros en los Museos Vaticanos. Eso sí, por el camino nos paramos a desayunar un buen cappuccino y un “brioche” (croissant). Siempre que hemos estudiado la Piazza di San Pietro del Vaticano nos han explicado que la columnata de Bernini fue diseñada como unos grandes brazos que te acogen cuando entras a la ciudad. Y es verdad. Es la sensación que da cuando pasas la frontera imaginaria entre los dos países.

A las 8h de la mañana los turistas todavía estaban despertándose y la plaza estaba vacía. Al igual que la Basílica, donde nos quedamos embobados ante la Pietà de Miguel Ángel… y aprovechamos para hacerle fotos desde todos los ángulos. Así como del Baldaquino y la cúpula. Todo un lujo poder pasearte sin grandes aglomeraciones por uno de los templos más importantes del mundo.
[Basílica de San Pedro: Gratuita]

En los Museos Vaticanos tampoco tuvimos que hacer cola y pudimos perdernos tranquilamente entre sus cientos de salas y miles de obras de arte. El Laoconte, La Escuela de Atenas, Augusto de Prima Porta… era como una clase de Historia del Arte resumida en tres tranquilas horas. Y para acabar por todo lo alto (y nunca mejor dicho) el museo te lleva hasta la Capilla Sixtina. Ahí estaba, sobre nuestras cabezas: la obra pictórica por excelencia del cristianismo. El dedo de Dios creando a Adán. ¡Qué gran genio Miguel Ángel! Y aunque un par de guardias vigilaban para que no se hicieran fotos, nosotros nos llevamos un recuerdo de la sala donde se celebra el cónclave.

[Museos Vaticanos: 15€. Con carnet de estudiante: 8€]

Todavía extasiados nos fuimos al hotel a descansar. Y es que por mucho que estuviéramos en la ciudad eterna, nuestras fuerzas tienen un límite. Para elegir el hotel lo mejor es fiarse del ‘boca-oído’ y las experiencias de los demás. En este sentido HostelWorld ofrece un apartado donde la gente deja sus comentarios (no os fiéis de los usuarios que valoran con 100%, porque son los propios dueños). En Roma la zona más barata es el barrio al este de Termini. Allí suelen funcionar los edificios donde cada planta pertenece a un hostal. El nuestro no era de cinco estrellas, pero tampoco nos podíamos quejar.

Lo malo de ir Roma en Marzo (o en general en temporada baja) es que oscurece muy pronto. Y encima los museos cierran a las 19h. Por lo que cada tarde la dedicamos a recorrer sus emblemáticas calles. Desde la escalinata de Piazza Spagna (sin flores en invierno), hasta la Piazza Navona (con la fuente de Bernini en obras). ¡Ché! Cada vez que vamos a un sitio lo están restaurando. ¡Vamos a crear el grupo en Facebook: “yo también odio recorrer cientos de km para ver andamios”!

Al día siguiente cogimos el metro [importante hacerse la tarjeta BonoTurista: 11€ por 3días de viajes ilimitados] y nos plantamos en la Galería Borghese. Allí tampoco se podían sacar fotos, pero en un momento de confusión en el que varia gente sacó su cámara, nosotros nos inmortalizamos con Apolo y Dafne. Bernini: ¡otro genio de su época!

[Galleria Borghese: 8€. Con carnet de estudiante europeo: 5,25€]

Hablando de Bernini y Miguel Ángel, quien vaya a Roma tras leerse/ver “Ángeles y Demonios” se puede llevar una desilusión. No todos los escenarios son verídicos; y los que lo son, no se ajustan con las descripciones de Dan Brown. ¡Es mucho más impresionante en realidad! Uno de los monumentos que más nos impresionaron fue el “Phanteon de Agripa”. Nosotros apuramos el horario de apertura y fuimos media hora antes de que cerrasen sus puertas. No sé si porque en esos días había muchos españoles en Roma o porque los españoles siempre lo dejamos todo para último momento, pero la verdad es que dentro del templo sólo se escuchaba castellano.

[Pantheon di Agripa: Gratuito]



Aprovechando que estábamos en el casco histórico y llevábamos alguna moneda en el bolsillo nos fuimos a la Fontana di Trevi y cumplimos con la tradición para asegurarnos que volveremos algún día. Otra de las cosas que uno no puede perderse en Roma es asomarse por la cerradura de la “Porta dei Cavalieri di Malta. Se trata de la puerta a los jardines de esta orden de caballeros, que se encuentra sobre una colina cerca del Circo Máximo y a través de la cual se ve una vista impresionante de… hay que subir la cuesta que llega hasta la plaza para descubrirlo.

Después de subir y bajar, no sólo la colina de los Cavalieri di Malta, sino las otras seis que componen la ciudad, uno puede acabar agotado, así que por hoy lo dejamos y ya os seguiremos contando otro día lo que dio de sí el resto del viaje.


Un abrazo, SPQR. Salva.


Lineapelle

| Etiquetas: , | Posted On 16 de marzo de 2010

Hace unos días Miguel Carvajal (nuestro profesor ‘corresponsal’ de la UMH en New York) hacía referencia a este texto de Miguel Ángel Hernández-Navarro donde se explica las dificultades para explicar fuera de España de dónde eres. Y es que la mayoría de extranjeros se pierde en el mapa más allá de Madrid, Barcelona y Sevilla.

Y es verdad, cuando tengo que explicar a alguien que soy de Elche tengo que comenzar situando la ciudad en un marco demasiado grande, para luego ir acercándome como si fuera el zoom de GoogleEarth. Al final yo también acabo diciendo “vicino al mare mediterráneo, soto Valencia e sopra Murcia”.

Por eso llama la atención cuando ves por estas tierras itálicas alguna referencia a tu ciudad. Hace unos cuantos meses colgué una foto que hice en el mercado a una caja de “Granadas de Elche”. Esta vez no puedo colgar una foto propia porque no estoy autorizado al evento, pero sí referenciar la página web dónde he visto escrito (y en grande) mi ciudad. Y es que estos días se celebra en Bolonia el certamen “Lineapelle” sobre moda en piel y cuero.

Entre las empresas participantes españolas hay 17 ilicitanas. En el recinto ferial boloñés expondrán hasta el jueves las novedades para el verano del calzado de piel. Una oportunidad para situar a Elche en el mapa europeo.

Aunque de ello ya intento encargarme yo, que ya he cambiado el único poster que hay en nuestra casa. Hasta ahora el pasillo entre el rellano y nuestro apartamento estaba presidido por un paisaje de los Dolomitas italianos. A partir de ahora todo el que pase por delante de nuestra puerta podrá admirar el Palmeral ilicitano (que dicho sea de paso, es Patrimonio de la Humanidad).

Como se nota que me falta una semana para volver a casa…

Un saludo. Salva.

Hipocorístico

| Etiquetas: | Posted On 11 de marzo de 2010

Lo bueno que venga a visitarte un lingüista es que aprendes nuevas palabras, y además te lo pasas en grande.

La semana pasada vino desde Frankfurt Dani (pongo su hipocorístico que le gusta más), al que conocemos por una serie de coincidencias y parecidos familiares. Él sabe muy bien lo que es una Erasmus porque estuvo en Irlanda cuando estudiaba Traducción e Interpretación en la UA. Ahora trabaja en una multinacional de videojuegos en Alemania; y cómo vive allí, se podría decir que está viviendo una segunda Erasmus. ¡Todo un lujo!

Con esas, hizo la maleta y se presentó en Bolonia (via Ryanair) para recordar viejos tiempos de Erasmus, repasar un poco la “lingua italiana” y, porque no, forjar una amistad. Fue todo un fin de semana en el que nos dio tiempo a enseñarle la ciudad con sus siete secretos. Sí, Bolonia tiene siete cosas escondidas a los ojos del turista convencional, que un Erasmus tiene (y debe) de encontrar. Dentro de poco iremos dando pistas sobre ellos, para que si venís como Dani a visitarnos, o a vivir el año que viene, los busquéis.
Normalmente en España uno va de tapeo con los amigos. Aquí en Bolonia, nosotros llevamos a Dani de “aperitivo”, que es lo típico. Es decir, pides en cualquier “osteria” (taberna/bar/cafetería/tasca) una bebida y puedes coger lo que quieras del buffet que hay. Generalmente suele ser algo de pasta, foccacia y trozos de pizza margharita ; aunque también hay sitios con una gran variedad. El precio del aperitivo suele estar incluido en la bebida, que suele subir un poco de precio a esas horas (coca-cola: 3€). Aunque hay otros sitios donde directamente pagas una “consumición mínima de 5€”.

Una vez que recorrimos la ciudad y recargamos pilas en la “osteria”, salimos de marcha en la ciudad Erasmus por excelencia. Y al día siguiente, tras una mañana de descanso, Rubén nos obsequió con una de sus famosas ‘lasagna al ragú’. Y como no, no podía faltar el momento de colgar el “espanta-palomas” en nuestro balcón. Con mucha destreza y algo de imaginación logró dejar su huella en nuestra casa. Pero lo más importante es que ha dejado una huella en nosotros.

Esperamos repetir la experiencia. Aunque ahora nos toca a nosotros ir a Frankfurt. Ahora os dejamos con todo el álbum de fotos del fin de semana...


Un saludo, Salva (hipocorístico de Salvador).


Un viaje que se lleva el cuerpo

| Etiquetas: | Posted On 10 de marzo de 2010

Antes que nada, perdón por estos días de ausencia. La culpable ha sido: ROMA.

Ya os lo explicaremos más adelante. Ahora, recapitulemos… Hace ya un par de semanas que llegó una nueva visita a Bolonia. Desde Beniel y con ganas de llevarse un mejor recuerdo de Italia del que se llevó de Milán, llegó Pedro. Un compañero de clase, que debería estar de Erasmus en la ‘capital del norte italiano’, pero que el destino quiso que volviese a sus cálidas tierras pobladas de limoneros para pensarse mejor lo de hacer un Erasmus en Milán. Y es que como Bolonia ninguna ciudad es digna de acoger tanta cultura Erasmus. Así que el benielense, después de su visita a la ciudad de la mortadela, no se lo pensó dos veces y si la suerte le acompaña, el año que viene será él quien represente a los periodistas de la UMH en Bolonia.

Llegó de noche, reventado y hambriento del largo viaje en tren desde el norte, pues venía de Milán. Así que no le hicimos esperar mucho para probar uno de los platos de nuestra cocina particular. Y después de un rato de charreta… a la cama para recargar las pilas. Al día siguiente, comenzó el ‘tour’ boloñés, pero antes tuvimos que hacer la compra y vivir en nuestras propias carnes un infortunio debido a un despiste: Llaves puestas en la cerradura + Cerrajero + 50€ factura. (No digo más).

En cuanto a la ruta… Calles boloñesas repletas de arcos, basílica de San Petronio, casco antiguo, zona universitaria, a veces sol a veces lluvia, y parada obligada en Pizz’Altero una pizzería en la que sirven porciones a 0,70 - 1,20 y 1,50, para llevar o para tomar allí mismo, que es la envidia de los demás establecimientos de ‘pizza al taglio’ o ‘pizza d’asporto’ (al corte o para llevar). Es la mejor de toda Bolonia, la recomendamos. (Sedes: Via Indipendenza y Via Ugo Bassi).

Alguna vez lo hemos mencionado, pero todavía no hemos desvelado el porqué. Entradas más adelante lo haremos. Sólo hay que señalar, que Bolonia esconde siete secretos repartidos por toda la ciudad, los cuales todo turista ha de descubrir. A Pedro le dimos las pistas, porque no se puede (o no se debe) desvelar su ubicación, y él solito los encontró uno a uno y los inmortalizó para llevárselos de recuerdo a su tierra murciana.
Por lo demás… partidas interminables a la “batalla corsica”, un juego que nos enseñó una amiga francesa en una de las cenas que hicimos toda Europa reunida con Pedro, muchas risas y nuestras manos derechas enrojecidas de pegarle a la mesa jugando a las cartas.

Y como colofón final y habitual en todas las visitas que llegan a Amendola 17, la subida del móvil en lo alto del balcón. Pedro no iba a ser menos y consiguió hacer hueco en la barra de donde cuelgan los “espanta-palomas”, que todo hay que decirlo está abarrotada. Su cara de felicidad y triunfo lo dicen todo. Y si no me creéis allá van las fotos. En resumidas cuentas y en palabras del propio invitado, esto ha sido... un viaje que se lleva el cuerpo.

Esto es todo por lo que respecta a la visita de Pedro, pero vendrán más visitas y más cosas que contar.



Continuará…

Un saludo.

Rubén

El príncipe y la Cobra

| Etiquetas: , , | Posted On 2 de marzo de 2010

Hoy os propongo un juego: describo a una persona y hay que adivinar de quién se trata.

Ø La primera pista es que hablo de un personaje que se hace pasar por cantante.

Ø Segunda: Su última aparición fue en una gala en la televisión pública. Una gala que reúne mucha expectación pese a que se trate de un Festival muy criticado.

Ø Tercera pista: La canción no es ni mucho menos un superventas, pero ha sido la más sonada en el último mes, gracias a la polémica que le rodeaba.

¿Todavía no sabéis de quién se trata?

Ø Otra pista más: Se podía intuir que su presencia en el escenario sería abucheada y pese a ello nadie lo evitó.

Ø Vamos con la quinta pista: La presentadora de la gala se ganó el sueldo de todo el mes por intentar mantener el orden mientras este personaje estaba en el escenario.

Ø Y última pista: Después de su presencia en la gala final, el ente público ha dicho que cambiará la forma de votar para el próximo año.


¿Ya lo sabes? En efecto, se trata del príncipe Manuel Filiberto de Saboya, nieto del último rey de Italia. Este personaje también la lió en el Festival de la Canción; pero no en Eurovisión, sino en el certamen italiano: San Remo.


No hay muchas diferencias entre lo que pasa en España y en el país de la bota. Sólo que aquí parece que tengan más clase a la hora de montar los escándalos. Y es que aunque la situación fu casi la misma, el contexto era distinto: por un lado los italianos saben que Eurovisión está perdido, y antes de presentarse y quedar entre los últimos puestos se retiraron con dignidad y ahora se centran en San Remo, el certamen de la canción italiana por excelencia (como en los mejores tiempos del Festival de Benidorm). Y, por otro lado, en lugar de un matón de discoteca, aquí quien montó el espectáculo fue el mismísimo príncipe.

Filiberto de Saboya se presentó al Festival con la canción "Italia, amore mio", que ensalzaba los valores italianos de la familia, la unidad nacional y Dios. Curioso argumento para alguien que no ha pisado tierras itálicas hasta 2002 (pero no porque él no quisiera, sino porque no le dejaban). Y es que hasta ese año no se abolió la ley que prohibía a la familia Saboya entrar en el país, tras declararse la República en 1946.


Desde que Filiberto entró en el Bel paese se hizo un hueco en casa de los italianos. Exactamente al hueco que ocupa la televisión, ya que es un asiduo a los programas del corazón y a los reality, tipo “Mira Quien Baila”. Por eso los italianos se tomaron, al inicio, con humor la candidatura del príncipe. Pero lo que ya no les hico tanta gracia fue ver cómo llegó a la final y se alzó con la segunda posición.

Y es que San Remo representa lo más profundo de Italia, y para los más patrióticos (es decir, para los más republicanos) era toda una ofensa que el mismísimo nieto del último Rey (que les abandonó tras comenzar la IIGM) se colara en el podio del festival.

Como consecuencia el público asistente comenzó a silbar y los músicos rompieron las partituras y las lanzaron al escenario. El príncipe por su parte, apeló de forma muy austera a la soberanía popular a través del televoto. Igualito que John Cobra agarrándose los “mismísmos” en medio de la gala y mandando al público a un lugar nada agradable.



Lo único que se puede sacar en claro de toda esta historia es que “il popolo” es el único soberano. Y lo seguirá siendo aunque se revele (abucheando) contra quien días atrás era votado masivamente.

Un abrazo, Salva.